Congelar alimentos es algo habitual en nuestro día a día. Nos saca de apuros, nos permite ahorrar tiempo e incluso disfrutar de productos fuera de nuestro alcance en ese momento o temporada. Normalmente sabemos qué alimentos podemos congelar y cómo hacerlo pero ¿conoces qué productos no debes congelar?
Desde Frostpoint, expertos en productos congelados y su distribución, te contamos qué hay que tener en cuenta a la hora de congelar un alimento y cuáles no deben nunca someterse a un proceso de congelación.
En este sentido, lo primero que habrá que tener en cuenta es la estructura biológica de un alimento. También, si son frescos o han sido cocidos o congelados previamente.
A grandes rasgos además podemos decir que los alimentos que no deben congelarse son aquellos en cuya composición predomina el agua, hidratos de carbono, grasas o lácteos.
Huevos
Nunca debemos congelar huevos por mucho exceso que tengamos. Los huevos deben estar siempre en la nevera, pero no en el congelador. Si pueden sin embargo congelarse las claras, una vez extraídas de la cáscara. Serán perfectas para elaborar algún postre o receta de repostería.
Productos con grasa
El proceso de congelación de la grasa es lento y, por tanto, si congelamos alimentos que contengan parte magra, esta tenderá a estropearse durante el proceso afectando al sabor y propiedades del resto del producto. Por ejemplo, si queremos congelar panceta o jamón, es aconsejable quitar antes la grasa para garantizar luego su estado.
Patatas, pastas o arroces cocinados
Ya hemos comentado que hay que tener en cuenta la estructura biológica de un alimento y su composición y este es un caso claro por su exceso de almidón (hidratos de carbono). La congelación de una patata o plato de arroz o pasta previamente cocidos variará su textura y sabor. En el caso de las patatas, podemos freírlas un poco antes de meterlas en el congelador.
Verdura que no se vayan a cocinar
No debemos congelar tomates, lechugas u otra verdura de hoja que vayamos a comer en crudo. El motivo, el proceso hará que pierdan sabor y consistencia, muy al contrario que otro tipo de vegetales, como los guisantes o las judías verdes, totalmente aptos para ser congelados dado que a posteriori serán cocinados de manera habitual.
Mayonesas, natas o salsas que hayan sido emulsionadas
Congelar recetas que contengan mayonesa o alguna salsa o nata emulsionada es un error ya que, en ocasiones, el proceso puede hacer que se corten, además de perder también su textura y sabor. De igual forma, las tartas caseras hechas de bizcocho y algún tipo de crema de cobertura o relleno tampoco se verán favorecidas tras un proceso de congelación.